Resulta importante revisar algunos antecedentes relevantes como por ejemplo: que en Chile existen más casos de alumnos con TDA de los que hay en todo Europa, siendo los habitantes de Europa más de 500 millones.
EL Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en conjunto con el FONADIS, realizaron hace ya un tiempo una investigación respecto a la ocurrencia de la discapacidad en Chile y los resultados son bastante reveladores y orientadores. En dicho estudio se concluyó que en Chile existiría alrededor de un 13% de personas con discapacidad, grupo compuesto por aquellos con discapacidades físicas, sensoriales e intelectuales, entre otras. De ese 13%, alrededor de un 5% correspondería a niños y adolescentes en edad escolar y un 5.5% de personas que presentan dificultades específicamente en comprensión y comunicación, que incluye a aquellos que presenta dificultades asociadas a aprender cosas nuevas, concentrarse por más de 10 minutos, recordar cosas importantes, resolver problemas y comprender lo que se dice. Basta con un manejo simple de las estadísticas para comprender que nos encontramos con muchos casos de alumnos, familiares o conocidos que tienen problemas para atender, pero aquellos que tienen déficit atencional son mucho menos.
Efectivamente se sugiere apoyar con fármacos a aquellos alumnos que tienen trastorno de déficit atencional, pero aquellos alumnos que presentan problemas atencionales se les deberá abordar de otra manera. Es muy probable que esa persona que usted conoce, tenga un problema atencional. Probablemente esa persona puede ser desatenta, mostrar cierta impulsividad para resolver situaciones en las que debe ser más reflexivo y puede ser de alguna manera hiperactiva, pero hay ocasiones en las que está absolutamente concentrada, por ejemplo: jugando con la consola de juegos, dibujando o practicando algún deporte. Entonces usted se encuentra frente a una persona con un problema atencional y no frente a un discapacitado atencional.
No podemos olvidar que la capacidad atencional evoluciona a lo largo de la vida como resultado de procesos madurativos y procesos de aprendizaje. Una capacidad atencional que se podría considerar “normal”, varía a lo largo de la edad con el desarrollo neurológico y más considerablemente con la experiencia vivida.